miércoles, 6 de abril de 2011

¿...?

Existen tantas preguntas sin respuesta que nos hacemos día a día... y el ser humano está tan lejos o tan cerca de descubrir la verdad... o de ver sólo y únicamente aquello que está delante de sus narices...

Nos hemos hecho tan escépticos, tan desconfiados unos de otros que pienso que el ser humano ha perdido su esencia. Ideas, pensamientos, valores, formas, maneras que existían o eran de mayor vigencia antes que ahora, su ausencia o no, están llevándonos al caos humanamente hablando, a creer en la “utopía”, a buscar la felicidad y la verdad en las cosas, los objetos… Pero, ahora bien, ¿Qué es la verdad? ¿Existe algo que sepamos que va a estar ahí EN CUALQUIER MOMENTO?

El ser humano es tan finito y a la vez tan infinito como le permite su mente, al igual que toda la atrocidad y catástrofe de que es capaz. Nos hacemos preguntas, filosofamos sin saberlo, nos preguntamos sobre el propio sentido de la vida, ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo es posible que no existan dos personas totalmente iguales con los miles de millones que somos? ¿Por qué somos así? ¿Por qué somos tan diferentes unos de otros? Posiblemente la respuesta esté en la genética, en el ambiente, pero… ¿Sólo la genética y el ambiente forman parte del ser humano? ¿A dónde vamos a llegar? ¿Es verdad que el ser humano está en un callejón sin salida, que él mismo es capaz de sacarse de ese vacío pero no es consciente de ello…?

Sólo nos falta ser inmortales… y… ¿de qué nos serviría la inmortalidad…?


R.S.L.W.

sábado, 2 de abril de 2011

Recordando a Vero

Hoy quisiera recordar a alguien que dejé algún tiempo de lado y que quisiera que volviera a mi vida, ella es Vero, una chica inquieta que conozco desde hará algunos años y que estos últimos meses ha ido cambiando su filosofía de vida. Recuerdo que cuando la conocí era una persona a la que nada la dejaba indiferente, una persona que se animaba con cualquier cosa en la vida y a la que le gustaba disfrutar de cada momento de la vida. Hubo un tiempo en el que Vero y yo estábamos muy unidas, casi éramos la misma persona, pero, más tarde, nos fuimos distanciando poco a poco y ahora la recuerdo con todo el cariño que se puede recordar a la persona que en algún momento constituyó algo muy grande en la vida de una persona. En algún tiempo me dedicaba a escribir las aventuras de Vero, sus desengaños amorosos, sus pensamientos, sus emociones... y sinceramente, es algo que echo MUCHO de menos. Echo de menos a Vero, la persona que murió dentro de mi propio corazón, quien me daba la vitalidad y la fuerza para seguir viviendo, quien me daba las ganas de implicarme, de trabajar en los proyectos que se me ofrecían en la carrera, pero yo... ya... estoy cansada. Ha sido mucho esfuerzo el que he tenido que realizar estos años y es cuando desfallezco cuando me acuerdo de la fuerza de Vero, aquella chica que no era firme como una roca pero que al mismo tiempo era cálida como el sol.

Ahora que conocéis algo más sobre una amiga de la que os hablaré en el futuro, creo que es momento de empezar a revivir mis vivencias con Vero y rescatarla desde lo más profundo de mi ser para que vivamos juntas nuevamente la gran aventura de la vida.

Porque de alguna manera cuando escribo estas líneas es como si escribiera Vero...

Y es que... querida Vero, la vida sin ti... es como vivir... mi vida sin mí.