lunes, 5 de diciembre de 2011

Carta de Amor

Amor mío:
Hoy quiero escribirte una carta solo para ti y a ti, mi único y siempre amado, pero no encuentro palabras para decirte todo lo que siento; aunque se inventara un concepto para definir mi amor este sería incapaz de expresar todo lo que siento por ti.
SIEMPRE Y ETERNAMENTE TUYA
TE AMO.

R.S.L.W.

miércoles, 31 de agosto de 2011

10 principios para un buen principio

Ahora que todos empezamos otra vez, o la mayoría qué mejor manera de empezar con mucho mucho ánimo.
10- Actitud
9-Determinación
8- Coherencia
7- Credibilidad
6- Eficiencia
5- Ingenio
4- Compromiso
3- Capacidad
2- Empatía
1- Rigor

viernes, 3 de junio de 2011

¡Qué complicado!

Qué difícil es en ocasiones seguir hacia delante, caminar en el camino para llegar a la meta, subir la escalera para tocar las estrellas. Qué difícil es sonreír cuando estamos tristes, soñar que estamos volando y estamos tan aferrados al suelo, tragarse el orgullo o simplemente omitir palabras insultantes en un discurso vacío y sin sentido que nos hace retroceder en el camino hacia los sueños.

Y qué difícil es subir la montaña, empezar a caminar por una senda tortuosa y estrecha que no sabemos dónde nos puede llevar. Qué duro, qué difícil es sonreír cada día, al menos para recordarte a ti mismo que sabes hacerlo, que sabes mostrar tu sonrisa preciosa al mundo; porque las sonrisas naturales son más bonitas que aquellas forzadas por una cámara Kodak, y porque a todo el mundo embellece una sonrisa cuando se da en el contexto adecuado o solamente por pensar en alguien que le ha dado "salsa" y "color" a tu vida.

Qué tormentoso, qué agotador, qué cansado, qué dificultoso, confuso, complicado, resulta a veces atreverse a seguir soñando, a seguir avanzando, cuando algo que no podemos controlar, un gran bache, una valla o cualquier factor externo se nos pone por delante, y nosotros nos rendimos una y otra vez pensando que nunca podremos llegar a la meta porque algo ha complicado nuestra existencia sin nosotros poder controlarlo. Cuando vives la presión por cualquier cosa que estás viviendo y no tienes otro remedio que soportarlo sin poder cambiar lo que vives, lo que sientes, lo que esperas, lo que haces, lo que sucede...

¡Dios mío, qué duro! Y sin embargo, en un momento puntual decidimos seguir adelante, pero no podemos, algo nos lo impide aunque sepamos que debemos avanzar porque hay que luchar y derrotar los problemas a los que nos enfrentamos. Simplemente porque todo acontecimiento en la vida probablemente... tenga algún sentido que no desconocemos y que en un futuro podrá ser el detonante que nos ayude a superar dificultades mayores, por eso...

"No hay mal que por bien no venga".

martes, 31 de mayo de 2011

Desconocidos

Aún recuerdo, vida mía, cuando tú y yo nos conocimos, éramos realmente unos desconocidos que no teníamos mucho interés el uno por el otro, y aún lo seguimos siendo. Yo te miraba, tú me mirabas y las miradas de complicidad Iban y venían sin decir nada, sin decirnos nada nos decíamos “Te amo” uno al otro, aunque disimulando, eso sí la complicidad que nos unía para que nadie la descubriese y fuera solamente nuestra. Desde que te conocí, me escondía por los pasillos de la universidad sólo para verte, ya que tú no ibas al mismo curso que yo; averigüé tu horario, investigué las aulas en las que estabas, quise descubrirlo todo sobre ti, e imagino que tú viceversa. Te encontraba cada día a la salida del metro como si estuvieras esperando a alguien en la puerta de la facultad, tú no decías nada, yo no decía nada pero yo sabía que me esperabas a mí, que cada día estabas en la puerta sólo para verme y darte un respiro de las clases que te agobiaban.

Ahora ya hace muchos años de eso, pero quizás no tantos, como para olvidarte y como para que me olvides. Hará dos días te vi con una chica, sí, pero nuestras miradas se volvieron a cruzar, nuestros corazones volvieron a latir uno al son del otro como si fueran uno solo. Te vi, me sonreíste, te sonreí y eso me alegró el resto del día, hacía tanto tiempo que no me pasaba algo así… hacía tanto tiempo que no sonreía… hacía tanto tempo que no te veía… yo seguía asistiendo a la facultad de psicología, pero al parecer tú te habías mudado de carrera, habías terminado una y ahora estabas en la facultad de filología, justo en frente. Me enteré de que te habías matriculado en filología hispánica y en ese momento no dudé ni un segundo en entrar a tu facultad e ir a buscarte y buscarte hasta encontrarte. Ojalá nos hubiésemos vuelto a ver aquel día en el que estuve toda la mañana buscándote por la facultad, tal vez fueras a horario de tarde o tal vez no tuvieras clase aquel miércoles lluvioso, o quizás estuvieras enfermo, no importa; porque, después de unos cuantos años que ya han pasado, sólo puedo decir, que aunque sólo sé tu nombre, desde el día en que te conocí estoy enferma, enferma de amor por ti, y tú y sólo tú puedes calmar esa inquietud, esa ansiedad que me provoca el tenerte tan lejos de mí, el solo hecho de que únicamente puedo contemplarte desde la lejanía y jamás podré darte la mano, ni probar tu suave aliento, ni compartir contigo todos estos secretos que tú no sabes pero que son sólo para ti.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Te amo...


Salí como un terremoto de la biblioteca, tan rápido que no me percaté de que estabas sentado en uno de los bancos a la salida, si hubiera sido así, nuestras miradas nunca más se habrían cruzado, pero fue entonces cuando mi mirada cálida interceptó con la mirada fría y calculadora que siempre habías tendido, o al menos durante los últimos meses que ya no eras la misma persona que un maravilloso e inesperado día conocí.

Te vi, estabas solo, sentado junto a tu mochila y con tu bocadillo de jamón serrano y queso manchego en la mano, pero yo... seguí corriendo, posiblemente porque no quería mirar nunca más tu rostro a pesar de que te seguía amando... seguía preguntándome cómo había podido llegar a odiarte y a amarte tanto y tan a la vez, porque en mi corazón amor y odio se confundían. Pero, en lo más profundo de mi ser, en lo más profundo de mi alma, en lo más profundo de mi corazón y en todo lo que no era tan profundo (¿a quién quiero engañar? me pregunto mientras escribo estas líneas), verdaderamente te seguía amando, te seguía queriendo, quería seguir estando toda la vida a tu lado, porque me habías regalado momentos maravillosos, días maravillosos, situaciones maravillosas, también seguía confiando en ti, seguías siendo mi sueño todas las noches, mi amanecer todas las mañanas, mi almuerzo en la cafetería, nuestro café a medio día y nuestra merienda a media tarde: un café, un vaso de leche y varias pastas para ambos. Pero había algo que coincidía siempre, que se mantenía a pesar de todo, a pesar de nuestras discusiones, nuestras ganas de echarnos la culpa el uno al otro sin motivo aparente; lo común a todas las situaciones que vivíamos, era que siempre nos mostrábamos el uno al otro la misma sonrisa de enamorados, la misma complicidad de personas que tratan temas confidenciales, la misma inquietud por conservar aquello que tanto queríamos a nuestro lado y también por que nuestras expectativas de futuro juntos llegaran a buen puerto. Nuestras expectativas, nuestros seres, nuestras miradas, todo lo que éramos nosotros, tú y yo... se juntaban, se unían en una sola mirada que vislumbraba el horizonte más bello de un atardecer.

R.S.L.W.

miércoles, 6 de abril de 2011

¿...?

Existen tantas preguntas sin respuesta que nos hacemos día a día... y el ser humano está tan lejos o tan cerca de descubrir la verdad... o de ver sólo y únicamente aquello que está delante de sus narices...

Nos hemos hecho tan escépticos, tan desconfiados unos de otros que pienso que el ser humano ha perdido su esencia. Ideas, pensamientos, valores, formas, maneras que existían o eran de mayor vigencia antes que ahora, su ausencia o no, están llevándonos al caos humanamente hablando, a creer en la “utopía”, a buscar la felicidad y la verdad en las cosas, los objetos… Pero, ahora bien, ¿Qué es la verdad? ¿Existe algo que sepamos que va a estar ahí EN CUALQUIER MOMENTO?

El ser humano es tan finito y a la vez tan infinito como le permite su mente, al igual que toda la atrocidad y catástrofe de que es capaz. Nos hacemos preguntas, filosofamos sin saberlo, nos preguntamos sobre el propio sentido de la vida, ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo es posible que no existan dos personas totalmente iguales con los miles de millones que somos? ¿Por qué somos así? ¿Por qué somos tan diferentes unos de otros? Posiblemente la respuesta esté en la genética, en el ambiente, pero… ¿Sólo la genética y el ambiente forman parte del ser humano? ¿A dónde vamos a llegar? ¿Es verdad que el ser humano está en un callejón sin salida, que él mismo es capaz de sacarse de ese vacío pero no es consciente de ello…?

Sólo nos falta ser inmortales… y… ¿de qué nos serviría la inmortalidad…?


R.S.L.W.

sábado, 2 de abril de 2011

Recordando a Vero

Hoy quisiera recordar a alguien que dejé algún tiempo de lado y que quisiera que volviera a mi vida, ella es Vero, una chica inquieta que conozco desde hará algunos años y que estos últimos meses ha ido cambiando su filosofía de vida. Recuerdo que cuando la conocí era una persona a la que nada la dejaba indiferente, una persona que se animaba con cualquier cosa en la vida y a la que le gustaba disfrutar de cada momento de la vida. Hubo un tiempo en el que Vero y yo estábamos muy unidas, casi éramos la misma persona, pero, más tarde, nos fuimos distanciando poco a poco y ahora la recuerdo con todo el cariño que se puede recordar a la persona que en algún momento constituyó algo muy grande en la vida de una persona. En algún tiempo me dedicaba a escribir las aventuras de Vero, sus desengaños amorosos, sus pensamientos, sus emociones... y sinceramente, es algo que echo MUCHO de menos. Echo de menos a Vero, la persona que murió dentro de mi propio corazón, quien me daba la vitalidad y la fuerza para seguir viviendo, quien me daba las ganas de implicarme, de trabajar en los proyectos que se me ofrecían en la carrera, pero yo... ya... estoy cansada. Ha sido mucho esfuerzo el que he tenido que realizar estos años y es cuando desfallezco cuando me acuerdo de la fuerza de Vero, aquella chica que no era firme como una roca pero que al mismo tiempo era cálida como el sol.

Ahora que conocéis algo más sobre una amiga de la que os hablaré en el futuro, creo que es momento de empezar a revivir mis vivencias con Vero y rescatarla desde lo más profundo de mi ser para que vivamos juntas nuevamente la gran aventura de la vida.

Porque de alguna manera cuando escribo estas líneas es como si escribiera Vero...

Y es que... querida Vero, la vida sin ti... es como vivir... mi vida sin mí.